la cultura organizativa en el proceso formativo. El conocimiento de la influencia que
sobre la educación ejerce la cultura del centro es el punto de partida de su
fortalecimiento o modificación.
si bien es preciso hacer un esfuerzo de ajuste que capte la sensibilidad de los centros
educativos, sustancialmente distinta a la de otras entidades. Con estas premisas me
animo a definir la cultura escolar como el conjunto de conocimientos, estados anímicos, acciones y nivel de desarrollo alcanzado por una comunidad educativa. La cultura admite grados de “visibilidad” y se proyecta en las rutinas, costumbres, normas, estilo educativo, creencias, actitudes, valores, símbolos, relaciones, discurso y metas. La cultura escolar es lo bastante estable como para ser reconocida, pero a la vez es dinámica. La realidad cultural “permanece”, se difunde y evoluciona, progresiva o regresivamente. Ciertamente, nos situamos en una perspectiva antinómica de la cultura escolar, pero conveniente para contemplar su complejidad e implicaciones. Hay, por ejemplo, algunos centros autoseducidos2 por lo que consideran una cultura escolar esplendorosa y se empecinan en perpetuarla a toda costa, hasta el extremo de incurrir en hermetismo. A este inmovilismo se opone la actitud de las instituciones culturalmente “inmaduras” que se conducen de manera arbitraria, al dictado de la moda pedagógica e incapaces de desarrollar un proyecto educativo sólido y propio.
1.1.- ELEMENTOS DE LA CULTURA ESCOLAR
- Normas.- Las normas, escritas o no, cumplen una función reguladora de la vida
comunitaria. Con frecuencia se refieren al comportamiento, a la utilización de
espacios y a las actividades.
institución y que pueden tener como protagonistas a personas admirables:
fundadores, directivos, etc.
de la institución educativa y que contribuyen a la construcción y el
fortalecimiento de la identidad colectiva. Los símbolos (insignias, escudos,
logotipos, etc.) permiten atraer la atención, al tiempo que condensan y difunden
la filosofía del centro educativo. También la forma de vestir, el diseño del
mobiliario y la configuración del espacio tienen un valor simbólico.
ceremoniales. Estas formalidades patentes en determinados actos, v. gr., apertura
del curso, aniversarios, graduaciones, etc., refuerzan los sentimientos de
pertenencia y posibilitan el encauzamiento de la cultura organizacional.
los miembros de un centro educativo constituyen una de las señas de identidad
del mismo.
por el centro educativo llevan el cuño de la cultura escolar.
sistema axiológico que modula y guía sus acciones.
Aunque sean invisibles orientan el comportamiento. Son ideas implícitas o
creencias subyacentes sobre las personas y la organización.
2.2- FUNCIONES DE LA CULTURA ESCOLAR
Son muchas las funciones que desempeña la cultura escolar. Aunque cabe enfatizar
unas dimensiones u otras, es común aceptar que la cultura permite establecer las lindes
de la institución. Este aspecto, sin embargo, es relativo, porque en ocasiones hay centros
educativos distintos que comparten, más allá de las naturales desemejanzas, numerosas
similitudes culturales, más aún que las que presentan en su propio seno ciertas entidades
donde hay enorme mixtura cultural. Sirva para ilustrar lo que digo el caso de algunos
establecimientos escolares cuya titularidad corresponde a congregaciones religiosas.
Aunque se trate de centros distintos, suelen mantener entre sí más parecido cultural que
el que se descubre en algunas macroinstituciones donde las diversas áreas o
departamentos gozan de mucha autonomía generadora incluso de subculturas.
La cultura escolar proporciona una identidad a los miembros del centro educativo.
rasgos que la diferencian de las demás. Por grandes que sean las semejanzas entre
centros, siempre habrá algunas diferencias significativas que permitirán hablar de
idiosincrasia escolar. Cualquiera que sea el origen de las particularidades: la ubicación
del establecimiento, las enseñanzas que se impartan, el estilo de dirección, las
características de los alumnos o de los profesores, etc., lo cierto es que cada centro tiene
su propia cultura. Asimismo, aunque en una megainstitución hallemos diversas
subculturas también debe haber algún elemento vertebrador que nos remita a la idea de
cultura única, por heterogénea que sea; de no ser así, habría que pensar en un proceso de
desintegración organizacional y cultural.
de control. Desde esta perspectiva, en la institución habría una cultura dominante que
haría valer su poderío frente a tendencias disgregadoras o en conflicto. Se ha dicho
igualmente que la cultura se pone al servicio de la preservación del statu quo. En el
marco de esta denuncia, proferida sobre todo por la crítica marxista a la sociedad
burguesa, la institución escolar se limitaría a legitimar una cultura elitista y arbitraria
reproductora de desigualdades.
entre dos tendencias: la estabilidad y el cambio. La superación de esta antinomia pasa
necesariamente por integrar ambas inclinaciones respetando sus aspectos positivos. No
es conveniente que la institución escolar “rompa” con todo ni que se complazca en
esquemas caducos e injustos. La cultura ha de cumplir una función energizante y
renovadora de la vida educativa, sin prescindir por ello de sus raíces, lo que supondría
de hecho el fin de la escuela.
En estrecha relación con lo anterior, es también lugar común señalar que la cultura
escolar cumple una función adaptativa orientada principalmente a garantizar la
continuidad del centro educativo. La institución escolar busca su propia supervivencia
que necesariamente pasa por acomodarse a las circunstancias. La fórmula “renovarse o
morir” adquiere de este modo todo su sentido. En gran medida, la clave de su
permanencia consiste en el equilibrio entre la fidelidad a su marchamo institucional y la
apertura a las nuevas ideas e influencias sociales. Vemos, pues, que la cultura escolar,
por efecto de la adaptación, se mantiene y, al mismo tiempo, cambia; dicho de otro
modo, fluctúa entre la conservación y la mudanza. Naturalmente, esta oscilación se
presenta de forma desigual en las distintos centros: algunos están más aferrados a sus
señas de identidad, mientras que otros apuestan más por la transformación.
Dejamos por el momento el análisis de las posibilidades funcionales de la cultura
institucional para preguntarnos en qué medida la mejora de la escuela pasa por la
renovación de su cultura.